Escribir - estrategia comunicacional

Desde que aprendemos a comunicarnos, formal o informal, entendemos que es una estrategia para que nos puedan entender lo que queremos, así como cuando los bebes lloran al tener hambre, expresan este "sentimiento" para que los escuchen y puedan atender su solicitud, mientras mas urgente esta sea el llanto puede ser mayor, en volumen o sentimiento.

Luego de este hallazgo vamos experimentando distintas estrategias, para poder expresar a través de ellas lo que necesitamos, queremos o simplemente para que nos atiendan. Nuestra manera de comunicarnos crece en la medida en que nuestra solicitud sea una prioridad, mientras mas necesitamos ser escuchado nuestra estrategia va requiriendo mayor implemento técnico, de allí las personas que se comunican menos tienden a recibir menos, o lo que se puede traducir igual, aprenden menos. Al contrario las personas que expresan lo que quieren a través de distintas acciones (o sentimientos) pueden recibir más, en este sentido aprende más, ya que así no reciba lo que quiere simplemente obtiene un aprendizaje, que le servirá para que en una próxima oportunidad pueda obtener lo que necesita (o quiere).

Pasamos entonces, rápidamente, desde la niñez hasta cuando sabemos como ir directamente a lo que requerimos, o suponemos conocer cual es la estrategia que podemos aplicar para recibir la atención que pretendemos, y estas van desde llorar, pasando por manifestaciones verbales hasta escribir "estrategia" que requiere de un cuidado especial, ya que somos responsables de lo que escribimos, es distinto al hablar, ya que esto dependerá del entendimiento de uno o varios receptores y nos podemos negar o de inmediato podemos corregir, al escribir no, sin embargo podemos corregir, dependiendo de lo formal en el asunto expuesto. Parte de estos detalles es la ortografía, los signos de puntuación y nuestro español juega papel importante, un error puede tener consecuencias fatales. Ejemplo: "Acepto ir a la guerra no sería mala esta oportunidad de participar". por "Acepto ir, a la guerra no, sería mala esta oportunidad de participar". Y así este u otros ejemplos podemos entender o interpretar de distintas formas, lo cierto es que debemos estar claro que un signo, una palabra o un letra puede cambiar el destino de lo que pretendemos.

En la actualidad, caemos en simplificaciones absurdas, las redes sociales han sido promotoras de estas, y por nuestros móviles lo hacemos hasta para ahorrar caracteres, cambiamos palabras por figuras, y hacemos ver que estamos sólo siendo inteligentes: que (q) por (x) te (t), y así pasa hasta redactar oraciones que suponemos nuestro receptor entiende, y el peligro es acostumbrarnos a estos códigos y llegar a un campo laboral haciendo ver que estos son una realidad, por encima de un informe bien fundamentado.

Esto no quiere decir que las redes sociales sean o tengan la culpa (incluso yo escribo en ellas con figuras), siempre seremos nosotros y el valor que demos a estas acciones colocando estos códigos por encima de lo que en realidad son, simples códigos de una moda que quizás pase o se mantenga, pero una ortografía bien formulada puede generar muchas cosas dentro de nuestro entorno, desde respeto hasta entender que es una estrategia comunicacional que merece ser atendida. No será lo mismo solicitar formalmente por escrito, un aumento de sueldo, que pedirlo de manera verbal, los fundamentos escritos tienden a hacer solido nuestro requerimiento, de allí los informes de gestión, son el resultado del trabajo realizado, son indicadores que van a manifestar lo que somos, hicimos y queremos ser, todo esto en un escrito. Y mientras más aprendamos o entendamos "como escribir", podemos llegar más allá. Claro, cuidando los errores ortográficos o gramaticales que siempre estarán rondando nuestra manifestación, afectando de cualquier manera nuestro sentimiento.

Importante entonces: A) tener claro lo que queremos, B) conocer a quien nos dirigimos y C) entender las palabras que utilizamos. De ninguna manera debemos escribir sin tener en cuentas estas sugerencias, y además NO usar términos que no manejemos.

"La experiencia hace la diferencia". "El que escribe, aprende de su propia experiencia".

Eber Morin


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